de unos ojos,
ondinaje de flama
como óleos y reflejos matinales.
Por el oriente de infinito vórtice
va navegando airoso
vidente viento
de verano y gladiolos enigmáticos.
Todo el tiempo de brújulas
ha sido la alta niebla
que disculpa la luz de su velamen
en la tarde escanciada.
Periplo quebradizo
de auroras amasadas a tormentas
entre cauce de erizos, esencias y pupilas.
Relámpago y corola
oscuramente abiertos al iris de los días:
claros bajeles, nochecidos vientos
sin ancla, consentidos
en cataclismo amado de atemporales cantigas:
signados, visionarios, penduleantes
claraboyas o halcones
haciendo sus señales a lo lejos.
VIII. 1987
Publicado en el libro MUSICA DE SINFINES 1988 de Eutiquio Leal
(Página 97)
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