de lucero furtivo
que separa a este cielo de esa tierra.
Soñar las lejanías del deshielo
aunque cerca de todos los trayectos duraznos
y las encarnaciones fabularias
en que se muere a diario para nacer perenne.
Irrumpir al augurio
conjugando la luz llena del aire
donde se vive el lance sin sentido,
no la amenaza de perder juego o paloma
combinatoria, sino airosa y tenaz floristería.
Amasar como semen los vocablos
al rescatar futuros
en la escritura de los tiempos signo:
el patrimonio verde de la sola presencia
empeñada en el limo del recuerdo:
oleaje embravecido de rojos en sazón.
Digamos confundidos en planetas senderos
a la propia procura
y del sitial conquistado por golpes de victoria.
Consumarse en la esencia del otro que es el mismo
por su venganza triste:
jardines piedras, arsenal de auras lilas
y una, al fin, orbital perduración
en el vidrio azogado de todos los sinzontes.
VIII, 1986
Publicado en el libro MUSICA DE SINFINES 1988 de Eutiquio Leal
(Página 33)
No hay comentarios:
Publicar un comentario