que juntos escribieron
sorbo a sorbo
en eclosiones y colapsos ágapes,
como ignoto escondite
de hondas constelaciones
elevadas al seno revertido
dentro del pozo en ascuas
con genuinos alientos y azabaches soñados.
Dos voces confundidas
en el lecho del lago apetitoso
donde los refluyentes
peces rielan canciones frente al alba.
Sus bajíos sembrados
son vidas aleteantes por señales y templos,
ósculos como hervores
amanecidos entre dos estrellas.
Bastó la luna con su siempre halo frígido...
Tascando beso a beso
y a sangraderas fue desescribiéndose,
perdiendo a cuentarrotas
su música desde élitros morados.
Que todas las caricias y su arena
volaron de su austro licencioso
a desdoblarse
de su esencia telúrica encarnada
con libélulas y desplomes vagos
en su seno metálico de signos.
El poema también goza y palpita demolido
a veces desvelo ácido
en rudos estertores y almohadas de cemento.
XI, 1987
Publicado en el libro MUSICA DE SINFINES 1988 de Eutiquio Leal
(Página 195)
No hay comentarios:
Publicar un comentario