su luz a escala: límpido torrente
de mieles diferidas, de soslayo
sorprendido vivaz en fiero vuelo.
Y marcha. Y amanece. Y amapolas...
Se nos fuga en tropel su sal, su seno
con ácidos colores, tantos nardos
ya metales. Y el partir niega todo:
jardines, horizontes, besos duros
que generan luceros, pedregales...
La luz toda del viento se detiene
para fraguar carbones puro fuego,
como imposibles nieves
que efímeras coronan huracanes.
VII. 1987
Publicado en el libro MUSICA DE SINFINES 1988 de Eutiquio Leal
(Página 101)
(Página 101)
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