ni la explosión
oceánica, ya hincados
en el fondo.
No es, al grito del pájaro
en su copa,
el disparo lunar
y que os penetra
-por detrás o a la sombra-
hasta el centro recóndito.
No es la lluvia hacia lo alto
rociando vieja sal
a nueva herida.
Más, más hondo y efímero:
es el canto.
¿O el manto?
VIII, 1987
Publicado en el libro MUSICA DE SINFINES 1988 de Eutiquio Leal
(Página 25)
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