los secretos impulsos,
las llanuras del día
ni todas las durezas de la noche.
Nunca florece la oscuridad: se pudre
en el estero de los tiempos,
o fecunda y asoma al infinito
o cambia de odio
bajo el sepulcro Infiel de la memoria.
Sólo un rayo lunar y alegremente
acaso pueda azulecer ahora
unas pavesas lilas
o algunos horizontes cantarinos
antes de otro alborearse
intransferible.
VIII, 1987
Publicado en el libro MUSICA DE SINFINES 1988 de Eutiquio Leal
(Página 29)
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