por el uso y deleite
de la gruta tortuosa.
En su caverna abierta
para extraños
otros cinceles más y pérfidos
devorados a veces
con gulas superpueta.
Taladrar hasta nunca como ahora
la placidez
del cuenco solazado
el azulino lustre
de los propios capullos,
todo el cristal antiguo
y la misma entrañable otra careta:
su estatura de sal
a la interperie, y sola.
IX, 1987
Publicado en el libro MUSICA DE SINFINES 1988 de Eutiquio Leal
(Página 189)
(Página 189)
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