inclemente y versátil
con el próximo ocaso del viento circulante
dentro del cáliz siempre, y amistado,
que a gotas anochece
bajo el más misterioso y helado ministerio.
Obstinada en la ronda sospechosa
guiña sus ojos ciegos
haciéndole coquitos con malicia embozada
a nuestra lira combatiente y astro
de adentro de la sangre resistida.
Te conjuramos, enemiga invicta,
a que desaparezcas en el Cosmos!
Descorcha tus oídos vieja puntual y aleve
porque, escúchanos:
no asedies ya ni nunca los trovadores pétalos
de nuestra amada hortensia!
Si vuelves, cuando vengas a vigiarla
nos talará la tierra! Y a todos por igual.
IV, 1988
Publicado en el libro MUSICA DE SINFINES 1988 de Eutiquio Leal
(Página 67)
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